SOCARRENA, SOCARREÑA o SOCARRÉN ‘parte del alero del tejado que sobresale de la pared’, ‘desván’: del lat. SŬGGRŬNDէA íd., vulgarmente SŬGGŬRŬNDէA, salió primero *socorueña, *socoreña, que luego se convirtió en socarreña o socarren(a), por haberse interpretado popularmente como derivado de socarrar, a causa de lo ahumado de esta parte de la casa, por donde sale la chimenea.
1.ª doc.: S. XIII.
Las acs. son varias, además de la primitiva ‘parte que sobresale del alero del tejado’, documentada por Covarr. En el sentido de ‘desván’, además de Berceo y Rosal, lo trae la Pícara Justina: «trepaban por las paredes a los socarrenes y desvanes», y sigue con este sentido en Álava. De ahí se pasa a ‘escondrijo, agujero’: «en tal forma que se salvaban muchas peñas e socavaduras o socareñas que hay en la barranca», «crían por todas aquellas peñas o socarenas que están hacia dentro del infierno» Fz. de Oviedo, «en los agujeros de la piedra y en las socarrenes de las paredes» Juan de Pineda, «una manera de cueva que está hundida bajo de tierra» Covarr., y otros que pueden verse en Cej. IX, 49-50; hoy socarrena «cueva rellena de cristales, drusa» en Sierra Morena, especialmente en Linares (BRAE XXII, 495). En Santander, desde ‘alero’ se ha pasado a ‘cobertizo, especialmente el que hay en los corrales para meter los aperos, la carreta, etc.’ (G. Lomas; Rev. de Santander V, 271).
Ya Segl (ZRPh. XLII, 107-8) indicó que socarreña procedía de SUGGRUNDIA ‘parte que sobresale del alero’, y aunque ni M-L. (REW 8438a) ni la Acad. han recogido esta sugestión, no se ha propuesto otra etimología, y ésta me parece indudable, a pesar de los detalles fonéticos. No hay que partir de la forma clásica SUGGRUNDA, conservada hasta hoy en fr., rumano, y simplificada en gronda por el it. y el retorromance; sino de la forma SUGGRUNDIA, plural de SUGGRUNDIUM, que con el mismo sentido está en Vitruvio (Walde-H., s. v. grunda), también está sugrudia en las glosas isidorianas (CGL V, 611.49) y sugurundia en un glosario de Cambridge conservado en ms. del S. XII, pero que contiene otros vulgarismos antiguos (CGL II, 594.47); esta anaptixis de otra u no es rara en las glosas (suggurunda II, 467.51; sugurunda II, 520.22, 594.50, de donde el fr. sévéronde). De SŬGGŬRŬNDէA había de salir ―como el antiguo vergüeña de VERECUNDIA― *sogorueña o quizá *socorueña, ensordeciéndose la GG geminada (comp. REDDERE > cat. retre, GIBBA > cat. gepa), y luego *socoreña (igual que curueña > cureña). Para el resto hay que apelar al influjo de socarrar (que quizá también sea responsable de la -c-), influjo por lo demás explicable: en las casas antiguas y pobres, la chimenea no era más que un agujero practicado a través del desván, que así quedaba ahumado perpetuamente y aun quizá chamuscado; el cat. fumeral ‘chimenea’ se ha convertido en el aran. hümarau, que significa ‘desván’. La forma socarrén o socarrena presenta un cambio de sufijo, producido cuando el vocablo se relacionó con socarrar. así como andén correspondía a andar y llantén a llantar (plantar), socarrén funcionó como un derivado del verbo socarrar, y a causa del género femenino se creó un socarrena tal como hay sarta(i)na junto a sartén, planta(i)na junto a llantén. Admitir un influjo de carena ‘quilla’, como quiere Segl, es más aventurado, pues no se sabe que tal palabra haya significado ‘cumbrera’ en castellano, y así como así no nos explica la forma socarrén, la cual por sí sola da la clave de la formación de socarrena. Spitzer, MLN LXXIV, 128-9, propone por razones fonéticas partir de so- + CARRAGO, -GէNIS ‘fortificación o barricada hecha con carros’. A la vista está que esto no sirve en el aspecto semántico. Olvida además que SUGGURUNDIA está documentada en glosas y en otros romances y que el ensordecimiento de sonoras geminadas está comprobado en varios casos castellanos (V. los índices aquí, s. v. dd y bb).
1 T. A. Sánchez en su glosario de Berceo traduce ‘casilla ruin’ fundándose en que en partes de Santander el vocablo significa «casa de paja, de establo, etc., contigua a la principal». Sin embargo, el contexto exige que el demonio no salga de la casa, por lo tanto ha de ser ‘desván’, que es la ac. que asignaba a socarrén F. del Rosal en 1601. Calleja en su glos. del Fuero de Sepúlveda da la misma definición que Sánchez, en quien seguramente se inspira; no puedo comprobarlo en el texto. ↩